Bajo el epígrafe ‘Measuring the Distance‘ (midiendo la distancia), podremos disfrutar de un artista de gran proyección internacional, obsesionado con la estética del tiempo detenido. Sus imágenes están cargadas de poesía, transmiten un aliento filosófico que sin duda resulta estimulante, inspirador. Podrían recordar en cierto modo al consagrado Chema Madoz, pero en una dimensión más ambiciosa, trascendental, lejos del juego o la greguería visual del fotógrafo español.
Quien sabe si estamos ante un nuevo Yves Klein, uno de esos artistas multidisciplinares de los que en el futuro se realizarán retrospectivas, porque trazas de genio hay en su figura, en su presencia. En cualquier caso, es uno de los nombres más señeros del arte actual latinoamericano, comprometido con una producción artística radicalmente individual en el que él hace de hombre orquesta, su huella impregna todos y cada uno de sus proyectos.
Crítico con los nuevos soportes virtuales que podrían abaratar la experiencia y esclavizar al usuario, la ironía está presente en la mayoría de sus obras, como en la titulada ‘La mierda es un don del cielo’, en que el vemos un excremento de ave impactado contra el parabrisas de un coche.
La muestra se puede ver en La Casa Encendida – muy bien comunicada con nuestro hotel en la Puerta del Sol de Madrid– hasta el 1 de noviembre, todos los días, domingos incluidos, de 10 a 21.45h, con entrada libre.