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Gastronomía castiza madrileña: un valor al alza

Por | 19 November, 2014 | 0 comentarios

Cocido madrileñoEl frío devuelve las ganas de tomar cocido, aunque el auténtico ‘gato’, ese madrileño con raíces familiares bien hundidas en la ciudad, puede tomarlo en plena canícula de agosto. En apariencia sencillo y de origen desconocido, el cocido madrileño es un plato rodeado de toda un liturgia y tradición, cuya receta se ha ido mejorando de generación en generación.

Un buen restaurante para disfrutar de un buen cocido, en ambiente típico y sin dejarse un dineral, es Casa Jacinto, local muy cercano al Senado, con camareros vestidos de blanco a la antigua usanza y simpatía desbordante. En torno a 12 euros por persona, las raciones de cocido son generosas, lo que no invita a pedir más platos. Conviene reservar con antelación por tratarse de un local con clientela fiel y sin duda es una apuesta ganadora para el visitante.

La Taberna de la Bola goza de mayor fama internacional, con las cosas buenas y malas que eso aporta, como un cierto sabor a ‘local para turistas’ y cierta despersonalización en el trato. Aquí el cocido es plato único, así que absténgase aquellos alérgicos al garbanzo. Al igual que en Casa Jacinto, se sirve al modo clásico, es decir, primero la sopa y después el resto de servicios o ‘vuelcos’. Su decoración, coqueta y con gran número de fotos y cuadros en las paredes, aporta encanto al lugar, al igual que su ubicación, en la céntrica pero tranquilísima calle de la Bola, a tiro de piedra del Teatro Real y el Palacio de Oriente.

También es una buena opción el restaurante Malacatín, despacho de vinos allá por 1895, que fue evolucionando hasta local de comida castiza y que hoy goza de una bien merecida fama. Ambiente taurino, a la andaluza, cuenta con más platos en su carta además del cocido, como callos, bacalao con tomate y alguna innovación contemporánea, como el atún rojo.

De su cocido destaca lo completo de sus vuelcos, con unas fuentes que pueden dejar con los ojos como platos al visitante desprevenido, no apto para vegetarianos delicados, ya que las piezas animales llegan prácticamente enteras. Cuidan la calidad de los productos, como es el caso del garbanzo de Zamora, el más valorado, o los chorizos de León.

En pleno barrio de La Latina, tras la opípara comida, se puede hacer la digestión con un paseo por sus pintorescas calles, para volver a descansar con una buena siesta en las cómodas habitaciones de nuestro hotel de la Puerta del Sol.

Foto: Jlastras via Wikimedia Commons. Licencia CC 2.0.

Categorías: Gastronomía Madrid

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