Era el fin de la era de los faraones pero, como todo ocaso, tuvo su canto del cisne bajo el reinado de Cleopatra VII, que llevó la sofisticación del mundo heleno a su entorno, creando un fastuoso mundo de lujos y excesos, con aventuras sonadas como la de la emperadora y Julio César.
Como si nos encontráramos en el mismísimo British Museum, en ‘Cleopatra y la fascinación de Egipto’, encontraremos importantes vestigios del Antiguo Egipto, como esfinges, elementos relacionados con el mítico faro de Alejandría, y detalles que ilustran su relación con personajes relevantes, como Marco Antonio. Lo conoció en Tarso, previo despliegue de un apabullante agasajo de riqueza y sofisticación. También se recrea la muerte de la famosa reina, que gobernó a partir del 51 a.C., con un juego de luces y sonidos que emula el ataque de una serpiente. No faltan, tampoco, murales y pinturas, como el mosaico del Nilo, que da cuenta de la incorporación de Egipto al mapa de provincias romanas.
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